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Carrito

La vida en pareja no está libre de problemas. No saber precisar claramente la(s) causa(s) de su insatisfacción es tal vez lo primero a trabajar, pero saber que evitar a toda costa, es clave para no incrementar el conflicto.

En muchas ocasiones estas son indefinidas, y en otras, los motivos están entremezclados y confusos.

Asimismo, las formas de afrontar esa situación pueden ser diversas, y en algunos casos erróneas.

Estos son cuatro ejemplos de ello:

Ignorar el conflicto

Algunas parejas se esfuerzan en ignorar sus problemas. No manifiestan sus frustraciones ni sus decepciones.

De hecho, creen que así contribuyen a la armonía familiar.

En realidad, la inhibición de las propias necesidades y el desconocimiento de las del otro, a la larga, puede sumir la relación en el desencanto y aumentar la vulnerabilidad frente a la ansiedad y a la depresión.

Querer mejorar los problemas a expensas de la pareja.

Algunas personas creen que lo único que puede mejorar su situación es que el otro cambie de actitud, ya que es la causa de que las cosas no funcionen.

Esperan que él / ella reaccione por sí mismo sin darse cuenta de las propias actitudes que se deberían mejorar.

Buscar refugio en personas y actividades externas evitando afrontar los problemas en pareja.

Ciertas personas buscan salida a sus conflictos de pareja dedicándose con mayor devoción a su trabajo y/o a sus intereses personales

Algunos incluso pueden permitirse una aventura amorosa, que lo compense de sus frustraciones y satisfaga sus expectativas.

Esta es una forma de escape que no soluciona en nada las dificultades y sí puede aumentarlas.

Partir de una premisa falsa.

Es el caso de los que desde el principio de la relación decidieron “Esto durará lo que dure el amor”.

Este es un error que radica en partir de una idea que no implica a ambos en la edificación y mantenimiento de la pareja.

El mejor camino para mejorar la convivencia es aquel que permita reconocer el origen de los problemas, los cuales deberán ser discutidos y afrontados por ambos miembros de la pareja, con una actitud constructiva y cooperadora.

Y todo lo anterior por medio de una comunicación asertiva, que oriente hacia la solución y que evite caer en ciclos destructivos.

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