was successfully added to your cart.

Carrito

Identidad es tener claro quién soy. Propósito es saber para dónde voy o para que fui creada. La identidad y el propósito se complementan.

La identidad es el diseño original que Dios hizo de mí y el propósito es el plan original que Dios tiene para mí. Fuimos creadas como personas únicas para cumplir un propósito único.

Solo tú puedes cumplir el propósito que Dios dispuso para ti.

Cuando alguien ha perdido su identidad, en lugar de vivir su diseño original, trata de copiar la identidad de otros.

Esto sucede cuando no nos aceptamos e intentamos ser como los demás.

Tu diseño original se daña por medio del rechazo, la comparación, el odio, la manipulación, la influencia del mundo exterior, los comentarios y rótulos que otros han puesto sobre ti, entre otros.

Lo que te hace ÚNICA es justamente esa combinación ÚNICA de tu forma de ser, tu personalidad, tus gustos, tus intereses, tus talentos y habilidades, tu forma de ver el mundo, tu cuerpo, tus sueños, etc.

¿Por qué entonces tratar de ser entonces lo que no somos?

Ahora, una persona que sabe quién es (identidad), tendrá mayor facilidad de identificar hacia dónde va (propósito).

Cuando no sabemos para dónde vamos, cualquier bus nos sirve; nos dejamos llevar por la vida y permitimos que otros determinen lo que vamos a “ser” o a “hacer”.

Vivir con propósito es estar convencidos de lo que vinimos a hacer en esta vida y tomar acciones para llevarlo a cabo; además, es estar comprometidos a hacerlo con excelencia.

De hecho, vivir con propósito es la única manera de vivir, porque todo lo demás será solo sobrevivir.

LA CLAVE PARA TRABAJAR EN TU IDENTIDAD Y EN TU PROPÓSITO

Usualmente no es tan sencillo identificar “eso” para lo que fuimos creadas.

En primer lugar, porque no creemos que seamos “especiales” en algún sentido o que algo especial o importante pueda ser realizado por medio nuestro.

Segundo, porque vivimos tan sumidas en la rutina, en lo trivial, que no logramos tener espacios mentales para las cosas realmente trascendentes.

Tercero, porque no nos conocemos. No sabemos cuál es nuestra identidad real y se nos dificulta muchas veces identificar esos dones y talentos que nos fueron entregados.

Y cuarta (y la más importante porque al tener esta todo lo demás es resuelto), porque no tenemos una relación con nuestro creador.

Estoy hablando de practicar una religión, estoy hablando de intimidad, de comunión, de cercanía con aquel que nos conoce aún mejor que nosotras mismas.

La primera pista para ir tras tu propósito es identificar “ese don” que te fue entregado.

Y ten cuidado, que no te pase lo que a mí, que cuando me hablaban de “don”, me imaginada algo sobrenatural, algo misterioso, algo extraordinario… ¡no!

Un don es algo que naturalmente hay en ti.

Tal vez no lo notes, ni te parezca especial porque siempre ha estado ahí y se te da tan normal que hasta puede pasar desapercibido.

Es aquello en que destacas, algo que podrías hacer aún sin recibir recompensa por ello, donde se pasa el tiempo sin que lo notes.

Algunos de tantos ejemplos que podríamos mencionar: trabajar con niños, escribir, cantar, ayudar a otros, las manualidades, el diseño, la música, la capacidad de administrar y organizar, el liderazgo, trabajar con animales, analizar datos, cocinar, trabajar con personas de la tercera edad, maquillar…etc., etc., etc.

¿En qué te sientes realmente buena?

Ese don o talento es el que te va a capacitar y a abrir puertas para encontrar la verdadera realización, el propósito y un verdadero contentamiento al trabajar. 

Tal vez no te hayas dado cuenta, pero puede que hayas estado durante años reprimiendo una carga de bendiciones para tu vida y para la de otros.

Leave a Reply

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.