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Carrito

Contrario a lo que podemos pensar, una vida feliz no quiere decir una vida sin obstáculos o una vida donde todo lo tengamos ya resuelto. De hecho, y lo lamento si te decepciono, tal vez sean más los momentos de dificultad y de tormenta que aquellos de plena paz.

No podemos controlar las circunstancias que lleguen a nuestra vida, pero lo que si podemos controlar es la actitud con la cual las abordamos y la percepción que tenemos de ellas.

La actitud y mentalidad correctas nos harán más asertivas y fuertes a la hora de hacerle frente a cualquier situación en nuestras vidas. Sin embargo, acá te presento las que considero doce prácticas que te harán bien y te permitirán vivir un día a día con mayor liviandad, bienestar y paz, lo que se traduce en mayor felicidad.

1. Dar

¿Te has dado cuenta la felicidad que produces en otros cuando les das algo? Y no necesariamente algo material: una palabra de aliento, una sonrisa, un abrazo, algo de tu tiempo…etc.

Uno de los principios espirituales que siempre está operando, así lo desconozcamos, es el principio de la “siembra y la cosecha”. Siembra felicidad en otros; siémbrala a través del dar, y así mismo te será retornada. Y si sientes que a veces te cansas de dar porque no recibes nada bueno a cambio, aún así no te canses de dar, un principio siempre opera, y más temprano que tarde recibirás de vuelta todo aquello que has sembrado en otros.

2. Cultivar Relaciones

Se selectiva con respecto a las personas de las cuales te rodeas. Rodéate de personas optimistas, de buena actitud, personas que te animan, que te enriquecen. Evita al máximo relacionarte íntimamente con personas tóxicas; esas que cuando se van te dejan con una sensación de malestar, esas que te restan más que sumarte. Esas personas que siempre critican, juzgan y resaltan lo malo de todo y de todos. Y por supuesto, no seas tú una de esas personas.

Cultivar es invertir tiempo y energía, recursos si es necesario, en mantener aquellas relaciones que te hacen bien.

3. Ejercita tu cuerpo

El ejercicio físico no solo te ayuda a estar más enérgica y a conservar una buena salud. Te ayuda a aumentar tu autoestima al verte mejor y al saberte capaz de conquistar retos, de lograr progresos y de desarrollar buenos hábitos.

4. Ten un norte

La visión, esa capacidad de ver en nuestra mente un punto de llegada en nuestro futuro, es un don maravilloso que nos ha sido entregado. ¡Úsalo! Sueña, define metas, ten siempre una dirección hacia la cual sientas que estás avanzando cada día. Esto también te ayudará al momento de tomar una decisión, ya que sabrás si ella te acerca o te aleja a tu destino.

5. Desarrolla “elasticidad”

Algo elástico por definición es algo que se puede estirar y deformar recuperando su forma cuando cesa la fuerza que la altera.

Hay principios y valores que no son negociables en la vida, pero debemos desarrollar la capacidad de flexibilizarnos en nuestros puntos de vista, en nuestras posiciones y en nuestras relaciones con otros. La rigidez nos limita y entorpece una vida enriquecida de experiencias y nuevos puntos de vista.

6. Cuida tus emociones

Tus contenidos mentales (lo que piensas, aquello a lo que le das poder en tu mente, lo que visualizas e imaginas) producen un fruto similar en tus emociones. No es posible que tu estés pensando de manera negativa, ansiosa o pesimista y te sientas bien. Controlar lo que sientes no es posible, pero controlar lo que piensas si, así que cuida tus emociones al cuidar tus pensamientos.

7. Aceptación

Desarrolla el discernimiento necesario para poder diferenciar entre aquello en lo que debes esforzarte por cambiar y aquello en lo que debes aprender a aceptar. Se selectiva en las batallas que libras porque no todas te corresponden a ti y no en todas estás llamada a pelear.

8. Propósito

Vive por algo más alto que tú misma.

La vida y tu estadía en este mundo es para mucho más que trabajar de lunes a viernes e ir los sábados a mercar y hacer pagos en los bancos. Te han sido dados dones, talentos, capacidades, conocimientos y una forma única y particular de ser; pero no solo para tu propio beneficio, sino para que esto sea puesto también al servicio de otros.

Levanta tu mirada y deja de mirarte solo a ti misma todo el tiempo.

9. Gratitud

Reconoce a diario todas las cosas por las cuales puedes agradecer, no permitas que se te vuelvan paisaje todas las bendiciones que han sido puestas sobre tu vida.

Damos por hecho la vida, la salud, el alimento, el techo, el vestido, el trabajo, el poder ver y hablar, a nuestra pareja o hijos, pero cuando vas a un funeral, a un hospital, a sectores marginales de tu ciudad o ves madres que sufren la pérdida repentina de sus hijos, te das cuenta que no es así para todo el mundo.

Deja de compararte con otros, no envidies a nadie, se agradecida por todo lo que ya tienes. Nunca dejes de soñar, pero tampoco nunca dejes de agradecer por el lugar en el que ya estás.

Esto también te ayudará para que tu mente deje de enfocarse en lo que falta y en lo que no está aún, y se enfoque en lo que ya tienes; eso transforma tu actitud y tu visión de la vida.

10. Simplifica

Aligera tus cargas. Suelta rencores y dolores del pasado, libera personas de tu falta de perdón, no dures enojada más de unos cuantos minutos.

Revisa tu bolso y tu billetera, eso te dará una imagen y un reflejo de cómo cargas todo el tiempo y a todo lugar con cosas innecesarias.

11. Creatividad

Rompe la rutina. Ve a tu lugar de trabajo por diferentes rutas, almuerza algo que nunca hayas probado, ve a un lugar de tu ciudad que nunca hayas visitado, sal hoy a un café luego de la oficina en lugar de ir directo a tu casa; impregna tu día, tu semana y tu mes de experiencias diferentes.

12. Ora

Fuimos creados de manera intencional con un vacío en nuestro interior que solo Dios puede llenar. Separa unos minutos al día para conversar con Dios, eso es orar. No se trata de repetir sin sentido una serie de frases que algún día te enseñaron, se trata de que hables con Él como hablarías con tu mejor amiga(o). Cuéntale tus sueños, tus luchas, tus tristezas, pídele ayuda, llora en sus brazos. Dios promete ser siempre nuestro consuelo, nuestra fortaleza y nuestra oportuna ayuda.

Si te has alejado de Él, si estás molesta con Él, reconcíliate y dale el permiso para que obre en tu vida y la guíe a buen puerto.

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