Ciertamente los cambios que se han generado en medio de la pandemia por covid19 tienen una implicación importante no solo en la manera en que estamos llevando nuestras vidas y rutinas sino en nuestra salud mental.
Si, lo dije: salud mental.
Un tema sobre el que aún existe algo de tabú y no se habla abiertamente por asociarse con condiciones clínicas o patológicas y a una incapacidad o pérdida de control propio.
Mientras que si lo comparamos con la salud física, nadie se sentiría avergonzado por decir que estuvo en el médico porque no se sentía bien, pero si se dice que se tuvo una sesión psicológica, ya las miradas se tornan sospechosas y el tono de voz va cambiando.
Pero si adicionalmente el motivo por el cual se desea consultar un psicólogo o un coach, es relacionado al trabajo, la cosa se va poniendo aún más incómoda.
¡Hablémoslo abiertamente! Los cambios generan presión, ansiedad y temor. Somos humanos, y por lo tanto vulnerables a experimentar estas emociones en mayor o menor medida.
Las organizaciones y sus culturas corporativas tienden a ser cada vez más competitivas y a privilegiar la mal usada “capacidad para trabajar bajo presión”.
Del mismo modo, se vuelve imperativo conservar el empleo en medio de las circunstancias actuales en que tantas empresas han tenido que cerrar y que los costos se han reducido tratando de contrarrestar el impacto de la pandemia en la economía, así, el grado de presión impuesta o auto impuesta aumenta.
Además, si a esto le sumamos situaciones personales y familiares, temas por resolver, temas del pasado por sanar, tenemos la combinación perfecta para que la salud mental empiece a exhibir señales de alerta.
Acá algunas de ellas:
Señales de alerta:
- Mayor ausencia del trabajo, incapacidades y solicitudes frecuentes de tiempo libre.
- Incapacidad para concentrarse y realizar tareas en el tiempo asignado.
- Mala calidad del trabajo, incluido un aumento de errores y falta de atención a los detalles.
- Comportamiento errático y respuestas excesivamente emocionales.
- Reactividad ante nuevas tareas propias del trabajo, conversaciones o situaciones problemáticas.
- Aumento notable en consumo de café, comida o alcohol.
- Aumento notable en el agotamiento; pérdida o aumento de peso, dolores de cabeza, erupciones cutáneas, dificultad gastrointestinal.
- Alteraciones en los patrones de sueño.
¿Eres jefe / líder? ¿Tienes equipos a cargo?
Debido a que los líderes tienen la doble responsabilidad de velar por el cumplimiento de resultados y del bienestar de las personas que le han sido encomendadas, estas son algunas ideas que puedes implementar favoreciendo su bienestar psicológico:
- Haz regularmente preguntas como: «¿Cómo está tu nivel de estrés?”, “¿Te has tomado un descanso recientemente?” y “¿Tu carga de trabajo es manejable?” “¿Cómo puedo ayudarte?”
- Envía con alguna regularidad correos o mensajes de bienestar a tu equipo con recursos relevantes, palabras de aliento y noticias recientes de salud mental.
- Promueve al interior de la empresa el apoyo de un experto para hacer acompañamientos personalizados en casos específicos.
- Define un mecanismo de recepción y respuesta a preguntas anónimas, pensamientos, inquietudes y sugerencias.
- Fomenta espacios en las reuniones grupales para conversar sobre estos temas, comparta historias que ayuden a humanizar las experiencias.
- Brinda recursos para apoyar el aprendizaje.
- Evalúa la posibilidad de eliminar tareas no esenciales del día a día.
- En épocas de trabajo remoto, fomenta la importancia de mantener horarios de descanso y de desconectarse oportunamente de las labores de cada día.
Finalmente, si tú eres la persona que siente afectada su salud mental, no dudes en buscar ayuda profesional por medio de tu empresa o de manera particular. Ten una conversación con tu jefe inmediato donde puedas exponer tu situación.
No permitas que situaciones a las que no se les da un manejo adecuado puedan llegar a convertirse en crisis.