En el artículo anterior hablamos sobre las tres áreas en que nuestro bienestar emocional como mujeres se ve afectado principalmente. Hoy hablaremos sobre la solución.
Si recuerdas, la primera área en somos atacadas como las mujeres es en nuestra IDENTIDAD.
La segunda área es nuestra MENTE. Y la tercera son nuestras EMOCIONES.
En resumen, nos vemos mal a nosotras mismas, pensamos mal y nos sentimos mal.
Pero ¿Qué podemos hacer al respecto? ¿Cuál puede ser la solución?
En primer lugar, como en todo proceso de cambio, tomar conciencia va a ser el punto de partida.
Sin reconocer que nos sentimos incómodas con nosotras mismas, que hay asuntos por solucionar, que nos acostumbramos a una vida que podría ser diferente, poco va a cambiar.
Tomar conciencia sobre nuestra identidad es reconocer que no tenemos claro quiénes somos, cómo somos, o que nos sentimos incómodas con quién creemos ser.
Tomar conciencia de nuestra mente es reconocer que pensamos negativamente, que tenemos conversaciones internas improductivas, que pensamos mal de nosotras o del entorno en general.
También es reconocer que caemos en ciclos de pensamiento destructivos: que nos llevan al pasado reiteradamente, de autocompasión, de obsesión con una idea, etc.
Y tomar conciencia con respecto a nuestras emociones es reconocer que la mayor parte del tiempo estamos sumidas en emociones contractivas (tristeza, soledad, inseguridad, etc.)
O que simplemente no somos felices.
El segundo elemento de solución es aprender a renovar nuestra mente, es decir, pensar de manera diferente.
Y para ello necesitas alimentar tu mente con información diferente. Nuevas conversaciones, nuevas lecturas, nueva música, nuevas ideas.
Desde mi experiencia personal, la mejor fuente de renovación de la mente, de las emociones y de nuestra identidad es la palabra de Dios.
Y es la que encuentras consignada en la Biblia.
Allí entenderás realmente quién eres, para qué fuiste creada, cuántas bendiciones esperan por ti, pero sobre todo encontrarás verdaderos principios para guiarte de manera exitosa.
Y el tercer elemento de solución, es actuar en coherencia con lo que quieres ver manifestado en tu vida.
Observa tus pensamientos, piensa en lo que piensas en cada momento, y de manera intencional “obliga” a tu mente a pensar de manera constructiva.
Observa tus emociones, identifica en qué estabas pensando justo antes de empezar a sentirte mal y cambia tu emoción desde el cambio de tu pensamiento.
Y observa cómo te estás percibiendo, cómo te hablas, qué piensas de ti misma y esfuérzate por encontrar valor en quién eres y cómo eres.
De seguro, si miras hacia el pasado encontrarás muchas situaciones y experiencias que hablarán cosas buenas de ti, ¡rescátalas!